sábado, 21 de abril de 2012

PAREJAS POR SORTEO (Siglos XVIII y IXX)

PAREJAS POR SORTEO (Siglos XVIII y IXX)

Una de las tradiciones populares en muchos pueblos del Pirineo era el emparejamiento por sorteo. La falta de comunicación entre los pueblos era habitual durante varios meses al año, debido a las grandes nevadas. Los matrimonios escaseaban y algo había que hacer para aumentarlos.
Los emparejamientos por sorteo se hacían para aumentar las posibilidades de que hubiese matrimonios.
En aquellos tiempos las mujeres estaban poco valoradas. Su destino era asegurar la reproducción en el pueblo. El matrimonio suponía la mejor solución para ellas. Si no se casaban quedaban como "tionas" y su destino era apacentar ganado por las praderas cercanas al pueblo o en montañas.
Cuando una mujer se iba de la casa por matrimonio, una boca menos a alimentar. Eso era bastante importante si en la casa no había posibles.
Aunque hoy día, en pleno siglo XXI, nos parezca una idea trasnochada, el emparejamiento por sorteo tuvo su razón de ser.
Según hemos oído contar, el sorteo se hacía colocando en una boina las papeletas con los nombres de las mozas del pueblo y en otra boina las papeletas con los nombres de los solteros. Se extraía una papeleta de cada boina y así quedaban emparejados. Obviamente, podían darse diferentes tipos de combinaciones y resultar del agrado o no de los sorteados:
Jóvenes, mayores, ricos, pobres, guapos, feos, etc.

El sorteo se realizaba en la taberna del salón de baile del pueblo. El emparejamiento duraba, como mínimo, desde Año Nuevo hasta Reyes.
El día de Año Nuevo, después de comer, el novio iba a la casa de la novia. Allí ya lo estaban esperando y le ofrecían pastas y café.
La pareja iba a bailar al salón de baile durante la sesión de tarde, llamada primera sesión.
Al terminar la sesión el novio acompañaba a la novia a su casa y era costumbre invitarlo a cenar.
Después de cenar los novios iban otra vez al salón de baile para la sesión de noche, llamada segunda sesión.
Durante todo el tiempo que duraba el emparejamiento el novio solía ayudar  en la casa de la novia,
por las mañanas, en las faenas habituales: corrales, rehacer paredes o acequias, cortar leña, etc.
Los familiares de la novia tenían ocasión de ver como se desenvolvía el novio en esas faenas y le podían dar su opinión a la novia. Podían influir para bien o para mal.
Durante las recenas de esos días la futura suegra solía hacer "crespillos", que comían los presentes, mientras se contaban, historias, leyendas y cuentos propios de la zona.
El Día de Reyes el emparejamiento por sorteo terminaba, pero había parejas que seguían y que con suerte acababan en matrimonio.
De aquellos tiempos, ya lejanos para nosotros, han quedado canciones y poemas que se han ido transmitiendo de unas generaciones a otras. Como es natural, las letras no coindicen en todos los pueblos, ya que la transmisión oral produce distorsiones.
Aquí les expongo, en benasqués, algunas de esas canciones o poemas:

A una joven le tocaba un hombre mayor:

Al llugá de Seriso
s´ ha fèto un casamén,
la nobia chobeneta
y mol carcamal éll.

"Yo el preferibe chóbe
en recáu y farinetes,
y no carcamal rico
en capóns y gallinetes".

"Allá a la micha nit
els carcamal ronque ya,
y yo penso, ta yo misma:
may se torne a despertá".

------

Mi pay m´ ha casáu
dan uno de mols ans,
yo solo en tiengo bint.
El día de la boda
me queribe alegrá,
pero rès d´ alegrame
me ba tocá pllorá.

Al arribá la nit
despulladeta ya
yo no puedo gosá,
me done una espenteta
y al llit me tire ya,
una rebolcadeta
y se pose a roncá.

Al arribá el maitino
el carcamal me díu:
"Fète t´ así moseta"
y no quero asercame, 
me done otra espenteta
y al llit me tire ya,
una rebolcadeta
y yo n´arribo a gosá.

Y ya ixo mismo día
al pay le be explicá:
¡Hay pay, el mío pay,
me quero descasá!.
¡Filla, la mía filla,
aixó no farás pas!.
"No pasarán mols ans
qu´ ixo hòme morirá,
y dan les suyes pèrres
un chóbe trobarás,
y per istes montañes
dan éll disfrutarás".

-------

Mi pay ta casame
m´ ha donáu a un pastó,
qu´ ha anáu ta la montaña
en ta cuidá els moltóns.

Yo m´ he quedáu a casa
serca del mío amor.
Éll beurá aigua freda,
yo bino del milló.
Éll mínche sopes d´ ajo
yo caldo de moltón.
Éll dormirá en samarra,
yo en llinsóls de cotón.
Éll creu que duermo sola
y sola no duermo yo.
Cuan arribe el sapte
toque baixá al pastó.
Cuan el arribe a casa
per la bentana sall mi amor,
y cuan el pastó ye a casa
que doló que tiengo yo.

-------

Los pastores, vaqueros, etc., eran conscientes de que mientras ellos estaban en la montaña sus parejas les serían infieles. Esa idea nos ha dejado el siguiente poema:

Dos cornúts mos hem trobáu
al mitat d´ ista montaña,
ben pronto prou hu serèm
tum, tum, tena,
un cornudo a l´altro mena:
"Tú derrè qu´ així has beníu,
bes a buscá otro cornudo
y esculta lo que te díu".

------

Una idea extendida por estos pueblos montañeses, en aquellos siglos ya pasados, era la de que
las mujeres que iban a visitar su ganado en la montaña, para ver si estaban bien y para darles sal
debían intimar con el vaquero. Seguramente en la creencia de que así se preocuparía en forma más especial por su ganado y procuraría que no sufriera daño ni se extraviara. El siguiente poema, muy
conocido por la gente de la alta Ribagorza dice:

Les mòses de Castanèsa
cuan baixen de Basibé,
se disen de l´ una a l´ altra:
"Yo preñada y tú tamé".

------


No hay comentarios:

Publicar un comentario